Hubo un tiempo
en el que esperé tanto
que me salieron raíces
de los dedos de los pies,
que seguían en movimiento
como pequeños pajaritos atrapados
aunque mis piernas no se movieran.
¿Entiendes lo que te digo?
Mis pies se encadenaron al suelo
como un esclavo
y
Que te quieran mucho, a raudales, y que te lo demuestren todos los días del año.
Que te miren con amor cuando llevas el moño mal hecho del domingo y cuando llevas tu mejor vestido de fiesta.
Que se enamoren de tu pelo despeinado o de tu barba de tres
Corrupto el cuerpo, el soborno es destruirse.
Entre cuchillos programados matamos la espera;
siempre es el tiempo correcto para corregir.
Quiero silencio de todo, menos de la noche que pasa por algunas cabezas, descenvuelvanme por un momento más y otro
